03/Enero/2021
Juan 6:60-71 RVR60.
Alguna vez te has preguntado ¿Con qué intención sigues a Jesús?
Y es que muchas veces nosotros mismos demoramos que estamos con personas o hacemos cosas solo por conveniencia, por lo que nos ha de llegar y no porque verdaderamente queramos estar o nos guste estar ahí. Y esto me hizo pensar en Juan capítulo 6, versículos del 60 al 71.
¿Qué había pasado anteriormente?
En realidad hay varios actos consecuentes donde no solo demuestra el corazón de una persona, sino que nos demuestra tres escenarios diferentes, como es el de sus seguidores, sus apóstoles y por último Judas Iscariote. Veamos qué había pasado con anterioridad:
- Vemos la alimentación, donde Jesús proporcionó comida para 5,000 que según varios eruditos afirmaban que en totalidad fueron al rededor de 20,000 mil personas. (6:1-15)
- Jesús camina sobre el mar. (6:16-20)
- Jesús afirma ser el pan de vida, aquel pan que da la vida eterna. (6:22-59)
- Vemos la confrontación de Jesús hacia sus seguidores y sus apóstoles, que es en donde nos basaremos. (6:60-71)
Jesús se encontraba en una sinagoga situada en Capernaúm (6:59). Y venía hablando sobre cosas muy importantes, con un trasfondo de eterno para todos aquellas personas que le seguían. Y sin duda Jesús sabía que era momento de que aquellos hombres y mujeres tomaran una decisión con convicción, que denotan un corazón entregado a Él, y después de haberles dado a conocer que Él era el único lugar donde podrían encontrar la vida eterna comienza la confrontación para una gran toma de decisión.
- Primeramente a sus "seguidores."
Donde vemos que no había un interesa genuino, algo que denotara quien era verdaderamente Jesús para ellos, al contrario, Jesús era solo un medio para satisfacer no su necesidad espiritual, sino su necesidad carnal. Y estos lo demuestra el versículo 25 y 26 del mismo capítulo 6, donde la gente estaba buscando a Jesús, y el mismo Señor les dice "De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis". Ciertamente sus corazones no estaban en la mira de lo celestial, de lo eterno (Col. 3:1-3), sino que estaba situado en lo terrenal. Su corazón buscaba satisfacerse a sí mismo (Jer. 17:9). Después de esta grave confrontación dice la palabra de nuestro Dios, que muchos "discípulos" volvieron atrás y ya no andaban con Él. Regresaron como aquel puerco que después de ser bañado vuelve a su suciedad.
- Después a sus apóstoles.
Empieza fuerte el Señor Jesús, confrontandolos, si estos pensaban que estas palabras eran fuertes, la puerta estaba abierta para que también ellos se fueran. Pero vemos en realidad por medio de Pedro donde es que su corazón de estos apóstoles estaba situado, y es que Pedro daba una de las afirmaciones y un reconocimiento tan sorprendente e increíble de quien sin lugar a dudas es nuestro Señor y Salvador Jesucristo, reconociendo que fuera de Jesús no hay nadie más, que no hay país, ciudad, casa, habitación donde puedan encontrar ¡PALABRAS DE VIDA ETERNA! ¡Cuanta razón tiene Pedro! Fuera de Jesús no hay nada ni nadie que nos pueda dar de ese pan de vida eterna, esa agua eterna, esa puerta de vida eterna. Reconocía que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente y que fuera de Él no hay nada como Él.
- Por último, Judas Iscariote.
Algo que el Señor me ha enseñado a lo largo de mi andar en Su hijo es que, NO IMPORTA QUE TANTO TIEMPO JUDAS ESTUVO CON JESUS Y TODO LO QUE HIZO, PORQUE AÚN ASÍ LO TRAICIONÓ. Judas convivió 3 años cara a cara con Jesús, y ni aún así pudo satisfacer esa necesidad, y aunque hay muchas posturas al respecto lo único que podemos asegurar es que su corazón estaba entregado a otros objetivos y deseos. Y hoy me pregunto y te pregunto a ti, ¡¿a qué está inclinado tu corazón, a la satisfacción de tus necesidades como sus seguidores y Judas o cómo el de los apóstoles, que reconocían y estaban con Jesús porque sabían quién era sin lugar a dudas?!
Dice William Barclay:
"Son circunstancias así las que revelan los corazones de las personas y las muestran tal como son en realidad."
Es justo y necesario preguntarnos, ¿hacia dónde está inclinado mi corazón? ¿Hacia mis bajas pasiones y deseos, hacia lo que Jesús me puede dar o verdaderamente porque amo y reconozco quien es y lo que ha hecho por mí el Señor? Esto consta de ti y de mi, el analizar nuestro corazón y si no hemos tomado una decisión, es tiempo de tomarla y decidir con convicción donde es que verdaderamente está nuestro corazón, en nuestras satisfacciones o en aquel que tiene las únicas, perfectas, inigualables palabras de vida eterna.
Señor, que mi vida, mi corazón, mi pensar y todo lo que yo soy este inclinado a tu hijo, al que tiene palabras de vida eterna. Amén.
Luis Ortiz.
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