15/Febrero/2021.
“¡Yo no se nada de teología como sabes tú, pero sabes que si conozco; se que la gente necesita conocer de Jesucristo y esa es mi tarea, predicar del evangelio a quien no conozca de Jesús!”.
Estás fueron palabras que en una conversación que tuve con el pastor Germán me dijo en alguna ocasión. ¿Qué podría decirte de él que haga honor a su nombre y a su trayectoria como pastor? Germán Sánchez fue un pastor en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Proveniente del grupo de los Navegantes. Su ejemplo y su dedicación, siempre te retaban a analizar lo que estabas haciendo y como lo estabas haciendo.
Nuestro hermano y pastor, fue llamado a la presencia de Nuestro Señor el Martes 09/Febrero a las 4:45 a.m. Después de luchar contra el COVID. Había ganado la batalla, había vencido al COVID después de algún tiempo de estar intubado en un hospital, pero esa batalla dejo estragos, un cuerpo debilitado pero un corazón y un espíritu inquebrantable. La familia junto a sus seres queridos más allegados habían pasado ese tiempo en oración y ayuno. Las noticias con el pasar de los días no parecían ser las mejores, pero, confiaban en que el Señor tenía el control. De pronto cae la noticia, Germán había sido desintubado y causo gran conmoción, creyendo que lo peor había pasado, había muchas esperanzas de volver a verle y planear nuevas aventuras a su lado.
Pero Dios tenía otros planes y aunque no eran los esperados, seguían siendo los planes de Dios y la familia sabía que no había nada mejor que confiar en la voluntad del Señor. Es increíble todo lo que este hombre hizo. Personas que no creían en el evangelio, conocieron del mismo por la valentía de este hombre. Algunas personas cercanas a él, expresaron que el simple hecho de platicar con él, era un cambio radical, no había algo que este hombre pudiera decir o mencionar que no fuera de bendición o que no te hiciera reflexionar. Las personas a su alrededor lo extrañaran, pues ha dejado un vacío importante y unos zapatos de tamaño colosal por llenar.
Cuando lo observabas hacer su ministerio, ya fuese dar consejería, predicar, preparar su sermón, ayudar a otros, sirviendo, escuchando, sea lo que sea que hiciera, realmente y lo digo sin temor a equivocarme; este hombre reflejaba en su vida a Cristo Jesús. Hablaba, pensaba y actuaba como alguien con temor del Señor. Por supuesto, no dejaba de ser hombre y seguramente tuvo fallas e incluso lucho sus batallas. Pero es sorprendente que muchos hoy en día, se refieran a él como un hombre (con todas las palabras en mayúsculas) ÍNTEGRO. No se le conoce que haya maltrato a su esposa, sino, que amo a su familia hasta su último aliento de vida, educo a sus hijos en sujeción, fue un gran abuelo y como dicen algunos de sus familiares; solo bastaba una piedra, un palo y su imaginación para convertir cualquier lugar (por más horrible o espantoso que fuera) en un grato recuerdo y momento inolvidable.
Un hombre que sin duda alguna, amo a su iglesia hasta el final. Veía por cada uno de sus congregantes, veía por cada uno de sus hijos, sus yernos, su nuera, sus nietos, sus sobrios, sus cuñados, pero sin duda alguna, siempre vio por su esposa y nunca la desamparo ni un solo día. Alguien decía ¿Cómo le hacía para dedicar tiempo y dejar tan gratos recuerdos en la vida de todo aquel que conocía? Es un misterio que nadie puede entender. Lo que si estamos seguros es, que sus mejores consejos siempre venían de la biblia y esto lo se, porque me toco estar ahí, en varias ocasiones.
Una anécdota interesante, es que siempre te recibía con un abrazo y una palabra de ánimo. Te recibía entre sus brazos mientras besaba tu frente y decía: ¡Mi chiquito! O ¡Mi niño! O alguna palabra que rompía hasta el corazón más frío. En una de las platicas que tuve la bendición de tener con él a solas, me dijo lo siguiente:
- “Yo siempre quise prepararme para hacer mejor mi trabajo. Siempre quise ir a un instituto o a alguna escuela y saber más de teología y doctrina. Pero a mi edad ya es algo complicado.” Honestamente le respondí: ‘Nunca es tarde para prepararse... es cuestión de que haga tiempo para que pueda dedicarse a esto’. Me miro y con una mirada tierna y compasiva me respondió: “Yo solo se que necesito cada día de Jesucristo. Es lo único que conozco de teología y no debe faltarme ni un solo día...”
Hoy, mientras estoy sentado escribiendo esto, hago memoria de todos los pastores que conozco, que conocí y difícilmente logró encontrar alguno que reflejara aún con su mirada, el amor del Cristo y la compasión. Hace falta mencionar su tiempo como administrador de una liga de fútbol, su tiempo como profesor de educación física, su tiempo como peluquero, su tiempo como tío, como pastor, como padre, abuelo. Alguien dijo y lo dijo muy bien: “Si pudieran estar todas las personas que quieren a este hombre, fácil, se llenaría el estadio Jalisco”. Este hombre dedico tiempo a quien se lo pidiera, ya sea en el día, tarde o noche, podía dedicarte unos minutos, minutos en los cuales te deleitaba con sus palabras. Se gano el corazón de hombres y mujeres, de muchos a quienes la sociedad los considera “lo peor”. No hay lugar en la Zona Metropolitana donde no hubiese por lo menos una persona, que el pastor Germán no hubiese tenido trato o hubiese convertido en su amigo.
Una de los mejores imágenes que tenido en mi memoria de él, es que a donde quiera que iba, no podía faltar su biblia. Debo decirte, querido lector, que muchos de los mejores consejos que me dieron con biblia en mano, la gran mayoría venía de él.
Padre del medallista olímpico Germán ‘Duva’ Sánchez, pastor de una iglesia, amoroso abuelo y tío, amado padre y esposo. Así fue la vida de un hombre que impacto tantas vidas, que transformo mentes y corazones, que tenía una pasión por Jesucristo a flor de piel. Hoy, que han pasado unos días de su partida, puedo decir acerca de él: “¡Dejó un hueco muy grande y unos zapatos colosales por llenar!”. Sin duda alguna, espero poder imitar su pasión y entrega por Jesucristo, y sabes, puedo decir esto porque como su sobrino, guardo hermosos recuerdos de mi tío, mi segundo papá, mi maestro, mi consejero, mi pastor y mi amigo. Si pudiera resumir tu vida y ejemplo en una sola frase y usar un pasaje que describa como fue tu servicio/ministerio, elijo estos:
“Un hombre integro, un hombre que busco parecerse a Cristo cada día, un hombre que amó sin pretensiones ni condiciones.”
“No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús...
Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo.”
Filipenses 3:12-14, 17 NTV
Nos dejas un legado que debemos continuar, nos dejas un ejemplo que perdurará toda nuestra vida. Un día te volveremos a ver, terminaste la carrera, la corriste con mucha paciencia y resististe hasta el final. Tu partida es difícil de asimilar pero no es un adiós, es un ¡Hasta luego maestro! No perdimos un hombre temeroso de Dios, sino que, el cielo se vistió de gala para recibirte.
Escrito por: Néstor Rodríguez.
Está es una nueva sección del proyecto, que nace para compartir contigo, querido lector; algunas de las biografías de creyentes como tú y como yo, que quizás no son conocidos a nivel mundial, pero, su ministerio y testimonio dejan huella.
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