04/enero/21
“No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios.”
2 Corintios 3:5 NTV
Es común pensar que somos totalmente fuertes, y que estamos en control de todo. Sin embargo, al momento de despertar y ver nuestra humanidad, topamos con la noticia de que, efectivamente, seguimos siendo carne, y seguimos siendo débiles en nuestras fuerzas. A veces el golpe es muy duro, y solemos olvidar esta realidad, no somos capaces por nuestras fuerzas. A lo que me lleva es a pensar, ¿cuántas veces hemos intentado hacer algo y en nuestra carne, fallamos y nos desilusionamos?
Aquí el apóstol Pablo habla sobre el ministerio, y el resultado favorable que ha tenido en los Corintos, sin embargo, reconoce algo fundamental.
- El resultado favorable no viene de las fuerzas del aposto Pablo, o de sus cualidades, viene de Dios.
Entonces, es muy fácil perderse en dos pensamientos:
- Yo puedo hacerlo solo/a porque soy capaz, y puedo con todo. El típico “yo, yo y yo”. Esto solo nos lleva al resultado inevitable de fallar, porque siendo realistas, no podemos por nuestra cuenta.
Entonces cuando algo favorable ocurre, nos olvidamos de quién lo hizo posible, que es Dios.
- Entramos en una postura de duda, y de inseguridad. Puede ser en cualquier ámbito, donde entran ideas como: “no soy suficiente”, “no puedo hacerlo”, etc. Y en teoría están en lo correcto, pero se les olvida que Dios es quién lo hace posible, quien nos hace suficientes, y capaces.
Teniendo en cuenta esto, recordemos que Dios sigue y seguirá en control de todo, que nuestra capacidad viene totalmente de Dios.
Donde termina mi humanidad del “yo puedo”, inicia la verdadera aptitud, que viene de Dios.
Aplicaciones:
- Hoy, reflexiona sobre lo que Dios ha hecho en tu vida y lo atribuyes a “tus fuerzas”
- Agradece la suficiencia que Dios te da, día a día.
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