29/Enero
“Y los que comieron eran cinco mil hombres. En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;”
Marcos 6:44-46.
Por las mañanas cuando suena mi alarma indicando que ya es momento de despertar casi automáticamente extiendo la mano para detenerla y en mi mente digo -5 minutos mas de sueño, no siempre es así, a veces por el cansancio se van mas de 5 minutos, lo que me obliga a tener que despertar más apresurado y corriendo para poder llegar a mis labores diarias. Este pasaje de Marcos nos muestra la devoción que nuestro Señor Jesus tenía en la oración, la disciplina que practicaba e incluso la importancia que debe tener en la vida del creyente.
En varios pasajes de los evangelios nos menciona a Cristo y su vida de oración, dice la escritura que el muy de mañana o también por las noches se retiraba a los lugares desiertos a orar. Pero en este día quiero enfocarme en el pasaje que mencionamos al principio, ahí en Marcos 6:30-44 nos narra la historia cuando alimentó a cinco mil personas, en el versículos 3 4-35 vemos a Jesús enseñando a aquella multitud como su principal tarea, lo hizo hasta que la hora ya era muy avanzada. No fueron unos cuantos minutos los que estuvo con aquella multitud, sino horas que paso enseñándoles.
A su vez se preocupó por alimentarlos, haciendo el milagro de multiplicar la comida para que todos quedarán saciados. Eran cinco mil hombres, atender a tanta multitud, es desgastante y cansado. Después de haberles enseñado y alimentado mandó a su discípulos a que pasaran a la otra ribera y el se quedo a despedir a la multitud.
Recordemos la cantidad de personas que eran, y si nos ponemos a pensar ¿Cuánta gente no quisiera hablar con Jesús? Lo que quiero resaltar aquí es que, Jesus también tenía días largos y cansados como nosotros, días de mucha actividad que apenas él y los discípulos tenían tiempo para comer (Marcos 6:31).
No se a lo que te dediques o las actividades que desempeñas día con día, pero en la actualidad todos tenemos la agenda llena, tenemos mil y un pendientes por hacer que sentimos que el tiempo no nos rinde. Y al darle prioridad a ciertas cosas terminamos sacrificando otras actividades como puede ser el tiempo con Dios. No estoy queriendo decir que por un día que se nos hizo tarde y no alcanzamos a orar por las mañanas o tener un tiempo devocional nos estamos alejando del Señor, cada uno de nosotros es responsable y sabe cómo lleva su vida devocional.
Lo que en esta mañana quiero hacerte ver es lo que menciona el versículo 46 “-Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;” Después de pasar todo el día lleno de actividades, me imagino que Jesús estaba cansado. Cuando tengo días llenos de trabajo, al finalizar, lo único que deseo es llegar a mi casa para descansar. Jesús sin embargo fue a tener un tiempo de oración con su Padre. Este pasaje como muchos otros me retan a vivir una vida de oración, cuando quiero poner de excusa el trabajo o el cansancio físico, recuerdo el ejemplo que Cristo me dio, y lucho contra mi carne para poder pasar tiempo en su presencia.
Aplicaciones:
- Los quehaceres diarios o nuestras actividades no pueden ser una excusa para dejar a un lado nuestro tiempo devocional con Dios.
- Jesus nos muestra un ejemplo de devoción y disciplina en la oración, después de un día largo él anhelaba pasar tiempo con su Padre.
- Que por la mañana antes de empezar nuestra actividades o en la noche ya para ir a descansar podamos pasar un tiempo de oración con Dios y al ver el reloj digamos - 5 minutos más es que deseo pasar contigo Señor.
Mario Zavala.
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