18/Febrero/2021.
“Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas, en las cuales ustedes también anduvieron en otro tiempo cuando vivían en ellas.”
Colosenses 3:5-7 (NBLA)
En los anteriores devocionales de esta serie basada en la carta a los Colosenses, observamos la exaltación de la Persona de Cristo en aquellos pasajes claves. En el devocional de hoy, comenzaremos viendo una vida que exalta a Cristo, la vida del creyente que mortifica el pecado.
Al inicio de la carta observamos que la vida nueva en Cristo esta basada en nuestra mira no en lo terrenal, no, nuestro enfoque es directamente en la Persona y Obra de Jesucristo, reconociendo que es esa la vida que Exalta a Cristo, pero hablando de una manera practica, nuestro pasaje de hoy nos muestra algo muy importante.
“Consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos”.
El Apóstol Pablo nos muestra la gran necesidad de mortifiacar el pecado en nuestros miembros, en nuestra propia vida. Es de gran necesidad reconocer que nuestra vida nueva en Cristo ya no esta basada en nosotros,¡NO!, querido lector, si tu has rendido tu vida al Señorío que tiene Cristo, entonces tu ya no te perteneces, tu no vives ahora para ”pasarla bien”, o ”vivir a tu manera”, eso déjaselo a quien no conoce a Dios como el Señor de señores y Rey de reyes, tu nueva vida a sufrido un cambio, una metamorfosis, una mente renovada, un corazón que puede amar a Dios por sobre todas las cosas, haz sido impactado por la santidad de Dios de tal manera que tu condición no es muerte (Efesios 2:1) sino que has pasado de muerte a vida, de las tinieblas a la luz.
Por lo tanto nuestro pasaje trae luz a hacer morir en nosotros el pecado, no que el pecado se enseñoree de ti como lo leemos en Romanos 6:17,18. El Espíritu que nos regeneró y nos sellos nos ha equipado para ahora vivir como un siervo de la justicia, no como alguien que es gobernado por los deleites, ahora el creyente es libre para obedecer:
“Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” - Gálatas 5:1 RVR1960.
Así que la exhortación de Pablo “Haced morir” y estimarnos muertos a lo que nuestra carne dice, es de vital importancia para vivir una vida que exalta a Cristo. El creyente esta sujeto a un proceso santificador día tras día realizado por el Espíritu Santo, no puede ser el mismo que cuando Cristo le levanto de los muertos, pues la finalidad de estar aun aquí en esta tierra es mostrar las virtudes de aquel que nos llama de las tinieblas a la luz, es aquí donde es entendible que el fruto de justicia en el creyente es el cambio interno que el creyente sufre al pasar de muerte a vida, no el externo de una vida superficial o religiosa como si no hubiera sido un pago grande nuestra redención y justificación.
Y a causa de este cambio o transformación es que el creyente AHORA puede hacer morir lo terrenal en sus miembros. Recordando que en otro tiempo la carne gobernaba y por eso vivíamos a “nuestra manera” siguiendo la corriente de este mundo, muertos, sin poder obedecer y amar a Dios, más AHORA es posible el proceso santificador, y la obediencia a Dios.
Recuperar el diseño original en el creyente es el ministerio que el Espíritu Santo tiene como meta, el proceso de mostrar la imagen de Cristo en nosotros. Por tanto hacer morir el pecado es la responsabilidad del creyente, sabiendo que esta equipado por el Espíritu y que tiene todo para obedecer.
Aplicación:
- Si tu vida no ha sido rendida al Señor de las almas, entonces necesitas nacer de nuevo y aquí es donde Jesucristo es la buena noticia, la vida de Cristo, su muerte y su resurrección es lo que te hará nacer de nuevo.
- Si tu has rendido tu vida al Señorío de Cristo debes creer que Cristo es el Señor de tu vida y que esto implica un cambio en ti, por lo tanto pasar tiempo con tu Señor, leer lo que ÉL desea que sepas y ajustar los cambios en tu vida para vivir en santidad.
Paulette López.
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