18/Marzo/2021.
"Luego siguió solo todo el día hasta llegar al desierto. Se sentó bajo un solitario árbol de retama y pidió morirse: «Basta ya, Señor ; quítame la vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya murieron». Entonces se acostó y durmió debajo del árbol. Mientras dormía, un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate y come!». Elías miró a su alrededor, y cerca de su cabeza había un poco de pan horneado sobre piedras calientes y un jarro de agua. Así que comió y bebió, y volvió a acostarse. Entonces el ángel del Señor regresó, lo tocó y le dijo: «Levántate y come un poco más, de lo contrario, el viaje que tienes por delante será demasiado para ti». Entonces se levantó, comió y bebió, y la comida le dio fuerza suficiente para viajar durante cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al monte Sinaí, la montaña de Dios. Allí llegó a una cueva, donde pasó la noche. Entonces el Señor le dijo a Elías: —¿Qué haces aquí, Elías?"
1 Reyes 19:4-9.
Recuerdo muy bien, una de las pocas veces que he pasado por una depresión. A tal grado que solo deseaba quedarme dormido y no volver a despertar. La razón, una relación que no había funcionado y me llevo a estar en esa situación por casi un año, deseando que al día siguiente no pudiera volver a abrir mis ojos en muchísimas ocasiones.
Hay muchas razones que nos llevarían a estar deprimidos, tengo amigos que lo han estado por perder empleos, porque tuvieron que abandonar un sueño, otros porque no pudieron resistir la presión a la que se enfrentaban. Sea cuál la razón, la depresión puede llegar a afectar a cualquier persona en cualquier lugar, en cualquier momento y cuando menos se lo espera.
Esto es parecido a lo que Elías vivió cuando fue perseguido por Jezabel, la malvada mujer que deseaba matarlo. Lo que me sorprende de esta historia, es que Elías venía de presenciar un milagro increíble, el profeta venía de presenciar la Majestuosidad del Señor en un hecho sin precedentes y de tener una victoria inigualable.
Pero, una mujer, una malvada mujer le basto para que su fe se menguase y lo llevará a dudar de Dios mismo. El problema de Elías no era que Dios no fuera tangible para él, sino que, las circunstancias lo llevarán a pensar que quizás Dios se había olvidado de él. Elías creía que Dios se había olvidado de él, y lo sabemos por lo que el profeta le responde a Dios cuando lo increpa en la cueva:
"—He servido con gran celo al Señor Dios Todopoderoso —respondió Elías—; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también."
- 1 Reyes 19:10.
Sabes, podríamos criticar a Elías porque, siendo profeta y viniendo de presencias un espectacular milagro, estaba ahora en una situación critica y está situación lo hizo temer por su vida. Pero en está ocasión no hagamos esto, en está ocasión, ponte en los zapatos de Elías y entiende la magnitud de los hechos. La mujer más poderosa de la región te manda un mensaje donde te amenazó de muerte, no tienes a donde ir porque estás en "su territorio" (sabes, leí en un comentario que si Jezabel hubiese querido deshacerse de Elías, con una orden hubiera puesto a todo el ejercito en todos lados del territorio de Israel para perseguirlo, capturarlo y matarlo. Pero en vez de eso, lo amenazo y le dio tiempo de huir, de sentir el terror).
He escuchado a algunos expertos decir que, tener depresión es pecado y quien vive en depresión es porque no ha entendido el gozo del Señor. Sabes, definitivamente creo que quien vive preocupado por las situaciones o aflicciones de este mundo, definitivamente no está confiando en el Señor. Si ni tú ni yo tenemos la potestad de hacer algo por lo que sucede a nuestro alrededor, entonces ¿Por qué me preocuparé por cosas que nos están en mi control? El problema con esto, es que también pareciera ser que nos olvidamos que no todos piensan igual y que incluso, no nos importa lo que pasa en este mundo. No debe haber está confusión. Claro que debe importarnos lo que sucede a nuestro alrededor, pero las vicisitudes de este mundo, no deberían sobrepasar nuestra confianza en Dios. No deberíamos dejar que los problemas de este mundo hagan que nuestra fe mengüe.
Y es ahí, cuando podemos ponernos en los zapatos de Elías y entender, que la situación lo rebaso y lo aplasto. Pero la historia no queda ahí, sino que, en todo momento Dios estuvo al pendiente de su siervo. A tal grado que, cuando cayó en el desierto, cansado de estar huyendo, el Señor lo conforto con comida y le permitió seguir descansando. Esto me da a entender algo importante: En medio de tu problemática, en medio de tus dudas y temores, Dios sigue presente, Dios sigue cuidando de ti. Si tu bajas la mirada de la Cristo, no significa que Cristo va a dejar de mirarte, por el contrario, Dios sigue cuidando de ti, a pesar de que las situaciones te estén derrumbando la fe.
Una cosa puedo decirte, querido lector, si tú o alguien cercano a ti está pasando por depresión, obviamente no se le quitará de la noche a la mañana como por acto de magia, pero, recuérdale que tan amado es por el Señor, que el Hijo de Dios tomo su lugar en la cruz.
anímalo y recuérdale que sus ojos deben estar en la cruz de Cristo y su fe en aquel que venció la muerte, resucito y ahora está a la derecha del Padre.
Néstor Rodríguez.
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