26/Abril/2021
“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
1 Pedro 2:9
Los impíos no pueden comprender a los píos, se burlan de ellos, convierten su gloria en vergüenza porque ellos mismos aman la vanidad y buscan la mentira. Las personas entre quienes el hombre piadoso mora, no lo comprenden; Dios ha hecho que él sea un extraño y forastero entre ellos. Los que han nacido dos veces tienen una vida que aquellos que solo han nacido una vez no pueden comprender. Los que han recibido el Espíritu de Dios tienen un nuevo espíritu dentro de sí que es tan peculiar que la mente carnal no puede percibir lo que es. Las cosas espirituales tienen que discernirse espiritualmente.
Cuando un hombre se ha convertido en una nueva criatura en Cristo, las viejas criaturas a su alrededor no pueden entenderlo. Lo miran y ven que actúa por motivos que no pueden entender, ven que hay fuerzas que ellos no reconocen que lo mantienen bajo control, que le inhiben energía de las cuales ellos no son partícipes y que él busca algo que ellos no desean; así que el cristiano se convierte de cierta manera como Cristo mismo, de quien el poeta canta: «El mundo judío no conoció a su Rey, el Hijo eterno de Dios. «El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él» (1 Juan 3:1).
Charles H. Spurgeon
Tomado de: A los pies del maestro.
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