21/Abril/2021
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Romanos 8:18
No tenemos que investigar mucho para poder comprender que la Biblia enseña ampliamente el sufrimiento en este mundo, basta con tan solo mirarnos y mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que este mundo decae, y que su sistema desea arrastrarnos y conformarnos a sus formas y antivalores. El mismo mundo y su pecado trae aflicción al creyente de una u otra forma, como en el tiempo de Noé donde él mismo era afligido, y vemos más ejemplos de siervos de Dios que en realidad padecieron y se mantuvieron fieles, como viendo al invisible (Hebreos 11:27).
En definitiva no podemos escapar de este mundo doloroso y caído, y en realidad no deseo ser pesimista pero si podemos ver en las Escrituras la realidad del sufrimiento, del dolor, de la enfermedad, de las preocupaciones del diario vivir, etc. El Predicador en el libro de Eclesiastés una y otra vez nos muestra la realidad de este mundo: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad.” (Eclesiastés 1:2).
Y leyendo esto podemos percatarnos de 4 cosas importantes:
- Dios ha permitido la desilusión, el fracaso, el pecado de otros o de nosotros mismos con la única razón de no anhelar este mundo más que a Dios mismo, es decir, la finalidad y el lente en el cual deberíamos de ver las aflicciones del tiempo presente es apuntando a la gloria de Dios, la satisfacción en ÉL solamente y la suficiencia solo en Cristo.
- La gloria y el amor de Dios para nosotros tiene más peso de gloria; Dios mismo enseña:
- “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:5.
- Las fallas, el pecado, el fracaso, es una oportunidad para vivir y modelar el Evangelio a otros, en el Evangelio vemos a un Dios:
- Misericordioso, es bueno con quien no debería ser bueno.
- Que sufrió la humillación en forma de siervo.
- Qué cargo el pecado y llevó el agravio en su propia vida.
- Un Dios que ama aún hasta a sus enemigos, que quien le maldecía ÉL le bendecía.
- Estamos de paso en este mundo, no pertenecemos al mismo y es solo un pequeño tiempo en el que estaremos aquí, siendo perfeccionados conforme a la Imagen del Hijo de Dios, por lo tanto esta es nuestra gloria, esta es nuestra esperanza (Juan 14:2, Apocalipsis 21:4. Hebreos 11:13, 1 Pedro 2:12).
Por lo tanto podemos concluir en esto: Las aflicciones de este mundo no se comparan a lo hermoso que será estar el resto de nuestras vidas a su lado; aún en este mundo tenemos la esperanza y la ayuda del Consolador, no estamos huérfanos ni abandonados a la deriva, Dios dio a su Hijo para confirmar la salvación, y cuando Jesús ascendió al Cielo, mandó a su Espíritu Santo, el que nos ayuda, el que nos corrige, el que nos guía, nos consuela y produce la santificación en nosotros.
Querido lector, si haz depositado tu vida en el Señor, anhelo que puedas meditar y reflexionar en las verdades bíblicas en medio de la aflicción que pudieras estar pasando y que seas fortalecido y consolado por Dios mismo. (2 Corintios 1:3-5).
Paulette López
Paulette es estudiante de la Lic. en Teología en el Instituto Bíblico La Roca. Mexicana. Su interés esta en dedicar su vida al ministerio en tiempo completo al lado de su futuro esposo, quien es pastor de la iglesia donde sirve. Paulette es parte del Proyecto Inspira desde sus inicios.
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